Arrancas. Empiezas despacito, aún no eres muy buena en esto. Sigues, vas acelerando poco a poco, pero no pasas de segunda. Agarras confianza, y subes a tercera. brrrm. te asustas y bajas la velocidad. No te sientes demasiado segura todavía. quieres acelerar, buscas revoluciones... y subes a tercera de nuevo. Esta vez si que te sientes cómoda yendo tan deprisa. Cuando empiezas a encontrarle el gustito a ir in the fast lane, llegas a un STOP. Pegas un frenazo. Los coches a tu alrededor van muy lentos, no les puedes pasar: no te dejan. así que bajas de nuevo. Conduces con un coche a tu lado, van los dos in sync. él acelera, y tú haces lo mismo. Aceleras demasiado, y él se hace un punto en la distancia, mucho más atrás que tú. Ahora vas libre por la carretera de nuevo: ser dependiente de otro coche durante tanto tiempo hace que quieras ir muy rápido, rapidísimo. así que vas subiendo marchas. Los coches parecen blurs a tu lado. Tienes la visión túnel: sólo ves el centro de la carretera, tu meta. Descuidas lo que hay a tu alrededor. Chocas, y vuelves a la realidad. Te das cuenta que no eres la única en la carretera, que hay otros circulando: otros a los que puedes dañar, o que te pueden hacer daño a ti. Da bastante miedo, esto de conducir. Hay que tomar muchas precauciones. Pero tampoco quieres ir a paso tortuga. rápido, pero seguro. Como la vida misma.
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