jueves, 30 de junio de 2011

Ley de la vida

En el silencio de la oscuridad perenne, esa que desde la secuencia del vacío, va dejando mostrar la ausencia del finado, esa metáfora inimaginable sobre dónde se extiende la verdad de los que aquí estamos o fuimos, lapidador de mortalidades, que da razón a la carne que decadente de ella se sustenta, da razones sobradas al tiempo que se consuma, simplemente para llegar al día que dice basta!
Es la última palabra de la justicia, ese son tan inalterable que solo es culpable de hacerse propiedad de hombres, que creer con ella en causa justa y merecida se creen de hacerla propiedad, algo evanescente que como los días cambian en la noche, las razones cambian en sentidos, haciendo traicionera la conciencia de quién las dicta.
Solo merece saber de justa palabra aquel que en la verdad se cultiva, solo aquella que de ostentos y vanidades no sabe, justa es por su sencillez pulcra y humilde, mana respuesta de su propia conciencia, sin que apenas la mentira altere la consecuencia de su prosa o de su verbo, porque en causa y condición ejecuta, lo previamente sentido, en la obligación de haber vivido el menester de la vida, desde la amplitud plena de sus facultades.
Solo rima el que versos escucha dónde nada aparece, es simplemente voz, no lamento, balada de la verdad escuchada, la que en entre silencios se asoma, proclamando victoria, entre los que de materia se han sustentado, dando al hombre consecuencias pretendidas en el ciego devenir de un mañana, cuándo tan siquiera el tiempo a derrochar se debe, porque a él someternos obligados nos debemos, es así la Ley de la Vida, Nacer para Morir, Morir para Memorar, dejando lleno el vacío que templado queda en la tierra que el tiempo ha consumado..

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