martes, 5 de julio de 2011

El sonido propio de las formas de las palabras, son poco a poco frases hechas que van componiendo las consecuencias de lo que provocan, haciendo o deshaciendo huellas, dejando que la verdad de sus hechos convertidos las vayan pulverizando o construyendo, dejando bien reflejadas en el tiempo que se van cumpliendo la verdad o la mentira del deseo o la pretensión que fueron buscando.
Sus fonéticas pueden ser melodías o baladas, formas también sibilinas que pueden lacerar los propósitos de quienes las escuchan, o simplemente las aguardan, inesperados encuentros con los verbos, quizás también que no se desean escuchar, procedentes siempre de quiénes no quieres, o simplemente no esperas, pero la conjunción de las formas y los actos van forjando la verdad de los hombres que a ellas se entregan y las van formando, de aquellos que les dan ejemplo con el verbo de su deseo, bueno o ponzoñoso, no se instruye en su manera, solo la circunstancia en el interés le maneja es condición imperfecta del quién de la carne la mana, siendo hoy día y mañana la noche, siendo hoy noche y mañana el día, nadie sabe como va el viento que mece la palabra ni adónde la lleva, porque en la manera de hacer se ve su procedencia, solo desde la directa forma de quién de su Alma la Impulsa, es así la consciente verdad del Verbo, expresado en el sentir formado de una palabra, que puede ser condena o simplemente perdón de quién la PROCLAMA.

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